En los países de tradición cristiana nos hemos acostumbrado a un clima cultural y social que favorece un estilo de vida basado en la fe. Pero hoy en día todo está en movimiento: crece la población y también la cantidad de jóvenes que buscan profundizar en la identidad cristiana, pero aún es mayor el porcentaje de personas que "viven como si Dios no existiera."
Se observa, pues, un contraste entre el clima de la vida civil, especialmente en Europa, "en el mundo atlántico, post-cristiano", en el que se desea reducir los signos de las convicciones religiosas a la esfera de la vida privada, y el clima de las regiones dominadas por el islámico donde la vida civil está impregnada por la religión.
Hoy se habla de esto reto, que el contexto social y cultural plantea hoy a la fe cristiana, a su anuncio y a su testimonio. Los desafíos en el contexto social y cultural representan un factor muy importante, que no se refieren sólo a la "política" o a la "nueva tecnología", sino que incluyen también una verdadera transformación cultural.
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